LIBRETAS

domingo, 21 de enero de 2018

Esa noche...

Esa noche ahuyentó a los caídos, a tal extremo que la lámpara de sus alas se fundió en la oscuridad. El estado de gracia subyugó el fuego eterno del corazón, entonces parpadeó un par de veces y, por primera vez, derramó lágrimas, conociendo la desolación (Sandricuentos 470).

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